El origen del toldo

 

La historia del toldo comienza a partir de la necesidad del ser humano de resguardarse del sol en lugares  donde por sus medios naturales no era posible resguardarse a la sombra.

Fue en la época de los romanos donde con más fuerza aparece la arquitectura textil relacionada con la protección solar. El coliseo de Roma es un anfiteatro construido en s. I en la ciudad de Roma, sobre el graderío del mismo se extendía un tipo de toldo plegable llamado Velario.

El toldo era fabricado en el mismo tipo de lona de las velas de barco y luego sustituida por lino (por ser más ligero), y era extendida y recogida sobre una estructura de red de cuerdas y poleas, cada tramo de tejido podía moverse individualmente por medios de poleas y plataformas de madera, en la parte superior de la fachada se han identificado los huecos en los que se colocaban los mas de 250 mástiles de madera que soportaban las cuerdas.

Al parecer las cuerdas las anclaban fuertemente en el suelo, pues de otro modo los mástiles de madera no soportarían demasiado peso. A tal efecto había instalado un anillo concéntrico de piedras o cipos situados a 18 metros de la fachada en la explanada exterior, que a su vez también permitía el control del público para evitar aglomeraciones.

Éstas maniobras y otras eran realizadas por los experimentados marinos de la flota Imperial Romana.

Para el mantenimiento del Entoldado debieron ser utilizados al menos cientos de marinos, y para el ensamblaje más de 1000 hombres, el anillo que quedaba en el centro de la arena permitía la entrada una suave brisa refrescante.

El Velario es sin duda un ejemplo de arquitectura textil de la ingeniería romana que se ha venido perfeccionando a lo largo de 21 siglos.